La investigación educativa es un campo muy amplio y con muchas áreas que exploran el fenómeno de la enseñanza-aprendizaje. Solo con los temas relacionados con la educación formal en el aula habría más que suficiente para mantener ocupados a los estudiosos de la educación. Sin embargo, debido a las deficiencias en la calidad y cobertura de la educación formal, es también esencial estudiar los proyectos desarrollados con y para personas excluidas de estos sistemas, proyectos que buscan “garantizar” el derecho a la educación y cubrir los huecos dejados por la educación formal.
Hay un sinnúmero de proyectos educativos promovidos por grupos religiosos, académicos y comunitarios, organizaciones de la sociedad civil, y otros interesados en avanzar más allá de los espacios escolares tradicionales y los modelos formales de enseñanza. Existen también muchos docentes innovadores que buscan implementar diferentes estrategias para educar a sus estudiantes. A menudo estas iniciativas carecen desde las bases de un diseño formal, evaluaciones de impacto y apoyo económico, aunque durante la última década ha habido numerosos esfuerzos desde el ámbito académico por profesionalizar y fortalecer este tipo de proyectos educativos.
Este número de
Iniciamos con un artículo de Ronald Nigh y María Bertely, dos investigadores del CIESAS Sureste que analizan el conocimiento y educación indígena en Chiapas, México. El artículo presenta dos proyectos educativos interculturales desde las bases:
El segundo artículo, de Roberto Rafael López Gómez y Dafne Bastida Izaguirre, hace énfasis en la importancia de la educación ambiental no formal en las áreas rurales, a través de un estudio de caso llevado a cabo en la comunidad de Palo Alto, Jalisco, cercana a la Sierra de Quila. El estudio muestra cómo el uso y explotación excesivos de los recursos naturales puede causar efectos devastadores a los ecosistemas. Sus hallazgos demuestran la urgente necesidad de proyectos educativos no formales en las comunidades rurales para ayudar a sus miembros a comprender el impacto de sus acciones sobre el medio ambiente.
La educación no formal es una estrategia primordial para la intervención con los niños de la calle en todo el mundo. El estudio de Suany Irslandy Vergara Ocampo en Medellín, Colombia, acerca de las maneras en las que los niños se relacionan con las calles, nos invita a considerar el modo en que la educación formal y no formal es estructurada y utilizada para “domesticar” a los niños en las sociedades modernas. Vergara Ocampo reflexiona sobre los valores formativos de las actividades cotidianas de los niños en las calles y cómo estas difieren entre aquellos niños que viven en las calles y los que las usan principalmente para transitar de un espacio controlado a otro (el hogar, la escuela, las actividades extracurriculares, etc.). La autora también examina cómo las percepciones de “la calle” varían de un grupo socioeconómico a otro.
Además de empoderar a los niños de la calle, los proyectos de educación no formal suelen utilizarse también para abordar cuestiones de los derechos de las mujeres y de equidad de género. El artículo titulado “Avances en el cumplimiento de la esfera educación y capacitación de la mujer, a más de 20 años de la Plataforma de Acción de Beijing”, de Lourdes del Carmen Angulo Salazar y María de los Ángeles Galván Portillo, de la Universidad Pedagógica Nacional, Guadalajara, presenta una sorprendente cantidad de indicadores que reflejan la persistente desigualdad en las oportunidades educativas y de capacitación para las mujeres. Las autoras rexaminan los objetivos planteados en la IV Conferencia Mundial de las Mujeres, celebrada en Beijing en 1995, y proponen nuevas estrategias para reducir la brecha de género y convertirla en oportunidades educativas y laborales alrededor del mundo, haciendo énfasis en la fortaleza potencial de las políticas públicas para enfrentar estos problemas.
Con los otros tres textos temáticos de este número pasamos al ámbito de la educación formal. El artículo de Adriana Piedad García Herrera sobre la formación docente y el derecho a la educación, se enfoca en la Escuela Normal, que ofrece una licenciatura en Educación Primaria. García Herrera señala la importancia del involucramiento directo con las escuelas primarias durante los cuatro años de la carrera, y sostiene que esas experiencias, más que la formación que reciben en las aulas de la Normal, son las que sensibilizan a los futuros docentes hacia la compleja responsabilidad de enseñar
El artículo de Orlando Reynoso Orozco y Tanya Méndez Luévano comparte los hallazgos de un estudio acerca del rendimiento académico de 88 estudiantes de nivel superior, considerando indicadores previos al inicio de sus estudios universitarios (el promedio de la escuela preparatoria de procedencia, el puntaje de la prueba de admisión a la universidad y el puntaje de la prueba
En la misma línea, hemos incluido otro artículo de Colombia, escrito por Yasaldez Eder Loaiza Zuluaga y Luz Delia Osorio, que presenta un estudio cuya intención es contribuir al desarrollo de habilidades de pensamiento crítico en ciencias naturales con estudiantes de secundaria, específicamente habilidades de analizar información, inferir implicaciones, proponer alternativas de solución de problemas y sostener posiciones con argumentos lógicos. Su investigación considera experiencias en el proceso de enseñanza que contribuyen específicamente a la formación de las habilidades analíticas en adolescentes, y podrían tener el potencial de trasformar sus clases de ciencia naturales, de experiencias de educación bancaria a un planteamiento de problemas.
Además de estos artículos, este número incluye el testimonio de la sed de educación de un estudiante privado de su libertad durante más de dos décadas en el sistema penal federal mexicano. Francisco Torres Hernández describe su determinación por estudiar Derecho y el impacto positivo que la educación avanzada ha tenido en su vida y la de otros compañeros encarcelados. Este breve texto nos hace pensar en la extrema desigualdad de oportunidades educativas en todo el mundo, debida a un número infinito de factores tales como la clase social, el género o el historial delictivo.
Para cerrar, continuamos con el enfoque en la educación en las cárceles con un artículo que presentamos en la sección de Debate de este número, titulado “¿Empoderado o desempoderado? Los efectos del Inside-Out Prison Exchange Program en México”, parte del trabajo final de un estudiante de Criminología en el curso “Crimen, justicia e inclusión social” que imparto en el Reclusorio Metropolitano del sistema penitenciario del estado de Jalisco, en México. En este artículo, Isaac Jiménez y yo examinamos algunos de los problemas más urgentes actualmente en las prisiones mexicanas y la manera en que la educación es fundamental para atender esta crisis. El artículo muestra el profundo impacto que
Los nueve artículos presentados en esta edición de
Educational research is a broad field with many branches that explore the phenomenon of teaching and learning. Research topics related to formal education in the classroom are more than enough to occupy educational academia. However, due to deficiencies in the quality and coverage of formal education, it is also essential to study the projects that are developed with and for people excluded from these systems, projects that seek to “guarantee” the right to education and cover the gaps left by formal education.
There are countless educational projects provided by religious, academic and community groups, civil society organizations, and others interested in going beyond traditional school spaces and formal models to teach. Furthermore, there are many innovative teachers who seek to implement different strategies to educate their students. These grassroot initiatives often lack formal design, impact assessments and funding, though over the past decade there have been numerous efforts from the academic field to professionalize and strengthen educational projects of this type.
This issue of
We open with an article by Ronald Nigh and María Bertely from
The second article, by Roberto Rafael López Gómez y Dafne Bastida Izaguirre, emphasizes the importance of informal environmental education in rural areas through a case study carried out the community of Palo Alto, Jalisco, bordering the
Informal education is a primary strategy for intervening with street children around the world. Suany Irslandy Vergara Ocampo’s study in Medellín, Colombia on how children relate to the streets, encourages us to consider how formal and informal education is structured and used to “domesticate” children in modern society. Vergara Ocampo reflects on the formative values of daily activities of children in the streets and how these differ between those who inhabit the streets and those who use the streets primarily in transit from one controlled space to another (home, school, extracurricular activities, etc.). The author also considers how perceptions of “the streets” vary from one socioeconomic group to another.
In addition to empowering street children, projects of informal education are often used to address questions of women’s rights and issues of gender equality. The article entitled “Advancements in the fulfillment of the training and education rights of women and girls, 20 years after the Beijing Platform for Action” by Lourdes del Carmen Angulo Salazar and María de los Ángeles Galván Portillo from the
With the remaining three thematical texts for this issue, we move into the environment of formal education. Adriana Piedad García Herrera’s article on teacher training and the right to education focuses on the national public university,
The article written by Orlando Reynoso Orozco and Tanya Méndez Luévano, shares the findings of a study regarding the academic success of 88 undergraduate students, considering indicators available prior to the start of their university careers (high school grade point averages, scores on college entrance exams and College Board test results). Their findings suggest that regulating conduct and emotions in daily life can affect attention spans and self-control necessary for academic success. If this is true, how could projects of informal education and other efforts outside the classroom better support students prone to internal challenges that could hinder their academic success?
Along the same line, we have included another article from Colombia by Yasaldez Eder Loaiza Zuluaga y Luz Delia Osorio that presents a study seeking to contribute to the development of critical thinking skills in middle school science classes, specifically abilities to analyze information, infer implications, propose alternative solutions to problems and back one’s position with logical arguments. The research considers experiences in the teaching process that specifically contribute to the advancement of analytical skills in adolescents and could thus potentially transform their natural science classes from experiences of banking education to problem posing.
In addition to these articles, the number includes the testimony of an incarcerated student’s thirst for education during more than two decades in the federal prison system. Francisco Torres Hernández describes his determination to study law and the positive impact advanced education has had on his life and others imprisoned with him. This short text, leaves us thoughtful about the extreme inequality in educational opportunities throughout the world for an infinite number of factors such as one’s class, gender, or criminal records.
In closing, we continue to focus on education in prisons with the article presented in the Debate section of this number entitled “Empowered or disempowered? The impact of the Inside-Out Prison Exchange Program in Mexico”. The text comes from the final paper of a Criminology student in a course on “Crime, Justice and Social Inclusion” that I teach in the Metropolitan Prison of the Jalisco state penitentiary system. Here, Isaac Jimenez and I review some of the most urgent problems currently found Mexican prisons and how education is fundamental in attending this crisis. The article shows the profound impact Inside-Out has on incarcerated individuals as well as the university students who participate in this unique educational program.
All nine articles presented in this issue of