n. 10 (6): Infancias, escuela y educación. Enero-junio 2015
El impacto de las crisis sociales y de gestión pública que en los últimos tiempos ha sufrido la región latinoamericana ha generado investigaciones y debates sobre las distintas problemáticas que atañen a niños y niñas en el continente, develando, de manera central, que se trata de infancias distintas a pesar de que se insiste en alcanzar modelos hegemónicos que resultan ajenos a las experiencias singulares y colectivas concretas.
Ya desde los últimos años del siglo pasado algunas reflexiones apuntaron el fin de la niñez, de aquella concepción moderna que configuró la escuela –junto con el hogar- como el espacio social ideal en el que niños y niñas se formarían y cohesionarían colectivamente, como entes de “naturaleza” distinta a los adultos, sujetos a una institución que les sería propia y mediante la cual atravesarían procesos normativos que les permitirían integrarse a un orden social.
En relación con la escuela y la educación, las discusiones giran en torno a los problemas de aprendizaje y la educabilidad del niño, problemas de conducta, violencia exacerbada y sistemas de castigo, así como aquello que el propio modelo no comprende: niños y niñas indígenas para quienes el español no es su lengua materna, a quienes se les han configurado prototipos particulares de enseñanza que acusan enormes deficiencias, o estudiantes apurados por abandonar las aulas porque el trabajo los espera.
Pensar en esta triada, por tanto, abre la posibilidad de observar dentro y fuera de las aulas escolares para reflexionar sobre aquellos niños y niñas a quienes hoy el modelo educativo no les es suficiente, en esas otras infancias que han quedado fuera de la escuela pero que atraviesan procesos sociales que pueden ser pensados desde estas tres categorías, también problematizadas con otras nociones: disciplinamiento, violencia y abandono, por mencionar algunas.